La compañía Nvidia (NVDA) ha sido un referente indiscutible en la revolución de la inteligencia artificial (IA), y sus defensores aseguran que esta transformación apenas está comenzando. Sin embargo, ya se está gestando una reevaluación en las inversiones en IA por parte de las grandes empresas tecnológicas, lo que destaca una desconexión entre el potencial aparentemente revolucionario de esta tecnología y la falta de retornos significativos para las empresas que no se llaman Nvidia. (Recientemente, Fortune informó que algunos empleados de otras grandes tecnológicas sienten envidia de los trabajadores de Nvidia, conocidos como “Nvidians”).

Este problema fue claramente visible durante la reciente conferencia de resultados de Nvidia. Varios analistas preguntaron al CEO, Jensen Huang, sobre el destino de todo ese dinero invertido en IA y cómo la compañía percibe las cuestiones relacionadas con los enormes gastos de capital de la industria y los retornos más especulativos de estas inversiones.

Para Nvidia, algunas otras empresas de hardware y los optimistas de la IA, esos retornos ya están presentes. Pero para el resto de las grandes tecnológicas y más allá, los resultados son más difíciles de ver.

¿Puede el bombo publicitario en torno a la IA estar simultáneamente al final de su ciclo y al comienzo de otro? Parece que depende del horizonte temporal de cada uno y de si los inversores pueden aceptar retroceder de ganancias exponenciales a un progreso lineal más modesto.

A pesar del traspié en los resultados de Nvidia —donde la empresa superó las expectativas, pero no las aplastó como en trimestres anteriores—, el apetito por las inversiones en IA no parece estar ni cerca de ser saciado.

Aunque es cierto que la fiebre por la IA ya no se asemeja a la locura por las criptomonedas de sus primeros días, la última ola de escrutinio sobre el gasto en IA se percibe más como una leve recalibración que como un cambio de paradigma.

Tomemos como ejemplo la última valoración reportada de OpenAI. El mismo día en que Huang enfrentaba preguntas insistentes sobre el retorno de la inversión, The Wall Street Journal informó que la compañía, creadora de ChatGPT y pionera en el campo, estaba en conversaciones para recaudar fondos que la valorarían por encima de los 100 mil millones de dólares.

Una valoración comparable a la de Starbucks (SBUX) y BP (BP) sugiere que aún estamos lejos de un abandono o retirada en la inversión en IA. Sin embargo, los escépticos podrían argumentar que el entusiasmo financiero en torno a OpenAI no es necesariamente el indicador más fiable de la viabilidad de la tecnología de IA.

Mientras tanto, los gigantes tecnológicos siguen en modo de inversión. Y a pesar de todas las conversaciones sobre un momento insostenible para la IA, sobre los crecientes gastos de capital y sobre las inciertas fuentes de ingresos, los CEOs de las grandes tecnológicas están completamente a bordo. Eso explica en gran medida el crecimiento de ingresos del 122% de Nvidia.

Pero también subraya otra discordancia entre el suministro de chips de IA y la promesa de un software revolucionario, pero aún no probado, que depende de esos chips. La historia de crecimiento único de Nvidia se basa en las aspiraciones de IA de las plataformas tecnológicas.

Por Abel Mora