El que fuera considerado un emblema de esperanza para el mercado europeo de baterías enfrenta ahora un sombrío panorama. Con enormes pérdidas, una montaña de deudas y el reciente recurso al mecanismo de protección de acreedores en Estados Unidos, Northvolt atraviesa una de las etapas más críticas de su historia. La pregunta clave es: ¿de dónde saldrá la inyección de capital de mil millones de euros que necesita desesperadamente?
De la expansión al borde del colapso
El panorama actual contrasta drásticamente con los ambiciosos objetivos iniciales de Northvolt. Fundada en Suecia, esta empresa emergente se convirtió en una promesa clave para el mercado de baterías en Europa, crucial para la transición hacia la movilidad eléctrica. Sin embargo, ese sueño se ha visto interrumpido por una cruda realidad: Northvolt está al borde de la quiebra.
El pasado viernes, Northvolt presentó una solicitud de protección de acreedores en Estados Unidos, un procedimiento similar a una declaración de insolvencia en otros países. Casi al mismo tiempo, Peter Carlsson, cofundador y director ejecutivo, anunció su dimisión, marcando un punto de inflexión en la historia de la empresa.
Problemas evidentes desde hace tiempo
El desenlace no fue del todo inesperado. Desde hace meses se conocían problemas operativos que obstaculizaban el crecimiento de Northvolt. Informaciones sobre retrasos en la producción de baterías fueron aumentando en frecuencia, y en el verano, la revista Manager Magazin reveló en exclusiva que BMW había cancelado un contrato multimillonario con la empresa.
Para enfrentar estas dificultades, Northvolt implementó un plan de ahorro que incluía la ralentización de su crecimiento y la eliminación de 1.600 empleos en tres sedes. Sin embargo, estas medidas no lograron evitar la crisis.
Pérdidas y deudas insostenibles
A pesar de que los ingresos de Northvolt crecieron ligeramente en los últimos años —120 millones de euros en 2023, frente a los casi 100 millones de euros del año anterior—, las cifras palidecen ante las pérdidas. Solo en 2023, la empresa registró un déficit de más de mil millones de euros.
Además, la deuda acumulada por Northvolt alcanzó los 5.800 millones de euros, una cifra alarmante. Según datos de Reuters, en el momento de la solicitud de protección de acreedores, la empresa solo contaba con 30 millones de euros en liquidez, apenas suficiente para cubrir una semana de operaciones.
Un futuro incierto
El caso de Northvolt ilustra las dificultades de las startups que intentan posicionarse en mercados estratégicos como el de las baterías eléctricas. La compañía se enfrenta ahora a un desafío existencial: encontrar los fondos necesarios para evitar el colapso total. Mientras tanto, su declive plantea preguntas sobre el futuro de la industria europea de baterías y la capacidad de competir con gigantes globales en este sector